Huellas...

Hay huellas en mis labios de unos besos diluidos,
hay huellas de unas manos escurridas en el tiempo,
son tus huellas marcadas en mi piel como un tatuaje perfecto.

Hay huellas que ni el viento ni la lluvia han podido borrar,
hay huellas arraigadas en mi vientre desgarrándome por dentro,
son tus huellas que viven ancladas en el desierto de mi cuerpo.

Hay huellas que duermen aprisionadas en mi pecho,
hay huellas incrustadas como vidrios en mis sesos,
son tus huellas que habitan en mi corazón en completo silencio.

Hay huellas escondidas a lo largo del camino,
hay huellas sin esperanzas colgadas en cada verso,
son tus huellas merodeando por los senderos de mis pensamientos.

Toda poesía es verdad...

Canto de aves

Como olas que abrazan la arena,

como el olor a lluvia fresca,

como el arcoíris detrás de las montañas,

como el sol que tuesta el café.

Como la inmensidad de mi llano,

como el canto de aves al atardecer;

así eres tu en mi vida,

y hasta el fin de mis días te daré todo mi ser…

Te lo digo con el pecho abierto,

que desde que vi tus hermosos ojos

radiantes como dos luceros,

anclada a tu alma quedé.

Amor mío,

acá te dejo mi corazón

tan grande como la sabana

para que vivas en él…

Te tengo

Te tengo en una gota de agua que resbala lentamente y provoca más sed,

en un espejo que proyecta tu imagen jugando a desaparecer.

Te tengo a través del tiempo en regresiones de una realidad perdida,

en un día de ayuno y en la noche enmudecida.

Te tengo en lo frágil de la esperanza que soporta lo indescifrable;

en un suspiro amordazado, en medio del llanto incontrolable.

Te tengo en el aroma de una triste flor dormida,

en un puñado de arena entre mi mano oprimida.

Te tengo en la memoria de un niño que juega a no perder,

en un grito a media voz pidiendo a tus brazos volver...

Corazones valientes!

Corazones rotos, corazones solos,
corazones ansiosos, corazones de fuego,
corazones silentes, corazones ardientes;
que asustados se esconden de la vida inclemente.

Corazones apasionados, corazones ilusionados,
corazones fríos, corazones secos, 
corazones palpitantes, corazones galopantes;
se retuercen todos bajo la noche alucinante.

Corazones atados, corazones libres,
corazones embriagados, corazones heridos,
corazones arrogantes, corazones que mienten;
y la tierra clamando corazones valientes!

A mi hermana:  Tengo un sueño…

Tengo el sueño de estar tú y yo juntas otra vez,

tú con tu familia y tu nueva vida;

yo con mi familia, mis historias y madurez.

Tengo el sueño de tenerte cerca para vernos cada día

y hagamos juntas un jardín;

donde hablemos de todo lo vivido,

y sembremos rosas, tulipanes y un jazmín.

Tengo el sueño de que juguemos a las almohadas,

entonando las canciones de nuestra niñez;

y poder ver de nuevo tu sonrisa,

tomando juntas un café.

Tengo el sueño de abrazarte

sentadas en la plaza viendo caer el atardecer,

mientras el otoño pinta de blanco nuestros cabellos

y los suspiros se vayan agotando con cada anochecer.

Tengo un sueño...

Venecia, paraíso terrenal...

No es tiempo perdido mirar fijamente al horizonte
mientras voy dibujando tu silueta;
con sus imponentes colinas,
con sus curvas perfectas.

No es tiempo perdido recordar tu aroma de amanecer
que mezclaba el olor de las orquídeas;
con el maíz tierno
y un recién tostadito café.

No es tiempo perdido añorar aquellos rostros de la humanidad
paseándose por tus calles;
saludando con sonrisas envueltas de esperanza y cordialidad.

No es tiempo perdido guardar la ilusión de volverte a ver
con empuje y aires de inspiración;
con picardía y ensueños emulando a una mujer.

Mi pequeña Venecia 'tierra de gracia', paraíso terrenal...
has sufrido tanto, te han mal tratado ya tanto;
que es tiempo de devolverte tu dignidad,
para que los colores de tu bandera vuelvan a brillar.

Fantasía o Realidad?

En los ramales de mi inconsciencia cuelga mi deseo,

deseo delirante que resbala hasta caer inevitablemente en tus caderas

donde se apoya la fuerza de mis bajos instintos…

Y podrías ser de carne y hueso o podrías ser sólo fantasía;

es que ya este pensarte me hace imaginarte de mil formas:

como caballo inquieto queriendo salir de su establo,

como un niño travieso que se esconde detrás de un árbol,

como un cometa sin órbita,

como la risa que se burla del llanto,

como un poema que se escurre en un papel,

como una ciudad tras una noche agitada despertando,

en fin... como todo aquello que aparenta ser verdad.

Y ya no puedo seguir imaginándote más,

un misil de pensamientos y utopías penetró mi memoria

y me volvió a la realidad…

A la sombra de un árbol

Mi refugio: la sombra de un árbol;

allí donde fluían mis pensamientos en medio de una realidad abstracta,

para despojarme del caos de la ciudad;

allí donde tendida sobre el césped creía ver en cada nube un rostro:

el rostro de un caballero gentil, 

el rostro de un niño ingenuo, el de una delicada dama, el de una dulce anciana...

Y daba gusto imaginar un mundo con gente feliz

mientras resbalaban mis esperanzas entre tantas ramas... 

Después de estos zigzags de la ilusión, 

volvía con mi cuerpo desinflado al paisaje citadino reconfortada de la apatía;

y sólo así podía soportar el peso del asfalto en mis pies...

Tus Ojos

Una silente y tibia mañana se cruzaron ante mí tus ojos,
ojos que parecían inquietos y misteriosos como un océano bravío;
yo actuaba como un borrego y ante ellos fui quedando sometido,
por un instante me sentí cual náufrago en tu mirada perdido..

Y es que tus ojos me lanzaron un hechizo,
pues con aullante melancolía mi corazón lanza alaridos,
y siento dentro de mi el ardor del amor no correspondido.